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Este singular paraje fue ocupado por el hombre prehistórico, conservándose bellas manifestaciones de arte rupestre levantino que forman parte del Patrimonio Natural de la UNESCO y que justificaron su inclusión en el Parque Cultural de la Sierra de Albarracín. Puedes visitar los abrigos en los que nuestros antepasados plasmaron su arte hace entre 12.000 y 6.500 años y contemplar bellas pinturas que muestran escenas de la vida cotidiana (rituales, caza, recolección, combates…). El acceso a estos lugares cuenta con el valor añadido del espectacular entorno natural que rodea a estos enclaves.

Las areniscas rodenas, trabajadas por el viento y el agua, aparecen como crestas y páramos dando lugar a callejones, torreones, abrigos, rocas en seta… que han configurado la identidad de este espacio. En este paraje, conocido como la “ciudad roja”, habitan pinos resineros, rebollos, encinas, y la majestuosa águila real.

Sin embargo, en la franja oeste de los Pinares del Rodeno el relieve se transforma. La caliza ocupa el lugar de la arenisca, por lo que las zonas llanas y elevadas con ligeras caídas al barranco principal- toman el protagonismo. Por tanto, en sus 6.829 hectáreas se pueden contemplar dos tipos de relieves completamente diferentes.

En los Pinares de Rodeno confluyen diferentes formas de vida. Aquí conviven desde carboneros, búhos reales, halcones peregrinos, garduñas, ciervos, corzos o culebras de escalera. Un lugar donde el asentamiento humano desde la Prehistoria hasta la actualidad, ha dejado su inconfundible huella y pueblos de espectacular belleza.

Desde el Centro de Interpretación de Dornaque se organizan en algunas épocas del año visitas guiadas a las pinturas rupestres, así como talleres y actividades medioambientales.

Fuente: https://www.turismodearagon.com/ficha/paisaje-protegido-de-los-pinares-de-rodeno/